Nos encontramos ante una trama más elaborada, más aguda y mucho menos predecible que la anterior. La evolución narrativa de Beth es notable en esta nueva obra, y se disfruta muchísimo. El ritmo de la lectura resultaba un poco pesado al inicio, dando la sensación de no avanzar nada en la historia. Sin embargo, más adelante derivaba en un frenesí imparable de acontecimientos encadenados que parece no acabar nunca. Os prometo que engancha muchísimo. 

La organización de los capítulos es similar al de la primera entrega, Despierta. Narrados en primera persona, se alternan las voces de Amy y Elder. Este recurso es muy interesante, sobre todo a la hora de describir acontecimientos que afectan a los protagonistas mientras se encuentran en distintos puntos de la nave. Es una forma muy dinámica de darle continuidad a la historia, y la forma en que la autora la ha desarrollado me ha cautivado completamente. ¡Minipunto para Beth!

Como he dicho antes, la trama es mucho más enérgica, minuciosa e impredecible. El juego de pistas de Orion es delicioso, y engancha a la lectura con mucha facilidad. El problema que he visto es que la autora ha querido alargar demasiado el recurso de la intriga, resultando muy cargante e innecesariamente lento en ocasiones. Por lo demás, el argumento está desbordado de misterios, secretos y respuestas imprevisibles, haciendo la historia de lo más atrayente y enigmática.

En esta entrega, la historia de amor entre Amy y Elder cobra más importancia. Pero sigue siendo un poco trivial. La evolución psicológica de los personajes está mucho más trabajada y tiene más congruencia que en el anterior libro. El desarrollo de Amy es muy realista; se ha vuelto más fuerte mentalmente y autosuficiente. Por otro lado, el crecimiento de Elder apenas es palpable. Sinceramente, la poca sensatez que adquiere la veo más como una consecuencia de tener la cabeza en los problemas de la nave más que de un proceso madurativo.

Los personajes secundarios ganan fuerza y se convierten en elementos sorprendentemente esenciales para la trama, ya que juegan con la trayectoria de la misma. Hallamos muchas sorpresas que nos dejan con la miel en la boca -y la boca abierta, he de añadir- y la necesidad de seguir leyendo para saber qué va a ocurrir y cómo.

La ambientación, como siempre, muy conseguida. Descubrimos y accedemos a lugares nuevos de la nave, y no puedo decir más.

Como contra he visto que, aunque en menor medida, Beth sigue teniendo problemas con la solidez de los personajes. Por ejemplo, aunque las personalidades ya no son tan inconsistentes, de vez en cuando actuaban de forma incoherente con su forma de ser y de pensar, que nada tenía que ver con lo que había leído hasta ese momento. Para mí le ha restado bastantes puntos, porque los desarrollos psicológicos parecían tener retrocesos injustificados. Y es una pena, porque sin estos errores el libro sería ex-qui-si-to.

En cualquier caso, es un libro muy entretenido que brilla por su ingenio. La lectura en general es amena, y el estilo de la escritora muy fresco. Una segunda parte estupenda para dar pie a la tercera entrega. El final -¡qué final!- me ha dejado con ganas de más, y me muero por conocer lo que les depara el futuro de a Amy y Elder.