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Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infligir daño y de remediarlo. 
-Albus Dumbledore 

No recuerdo cuándo empecé a interesarme por la lectura. Mi madre cuenta a todo aquel que tiene oídos que, desde bien pequeña, he mostrado siempre mucha independencia. Y esta autonomía se reflejaba en la impaciencia por aprender a descifrar por mí misma esa maraña de letras que, a golpe de pluma, forman palabras. Cuentos. Historias.

Mi madre cuenta también que empecé a hablar algo tarde para mi edad, y que tenía lengua de trapo. Sin embargo, dominé con mayor rapidez y facilidad la destreza de la lectura que la del habla. Como consecuencia de esa obsesión enfermiza por ser autosuficiente, supongo.

Así que, aquí estoy. Con este proyecto personal entre manos, dándole forma como si de una escultura de arcilla se tratara. 

Como la tinta bailando entre las rugosidades del papel.


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