Snow es una chica de diecisiete años que, aunque está mentalmente sana, lleva casi toda su vida encerrada en un hospital psiquiátrico. Lo único que hace soportable su vida es Bale, por quien siente algo más fuerte que una simple amistad. Sin embargo, su relación se ve truncada cuando los miembros del psiquiátrico lo separan de su lado. Cuando su vida se vuelve una espiral de hastío y desesperación, aparece un chico misterioso que asegura que Snow es la legítima heredera de un reino mágico que está sumido en el caos. Y, por si fuera poco, Bale desaparece a través de un espejo ante sus ojos, sin poder hacer nada para evitarlo. Guiada por el joven misterioso, Snow escapa del hospital decidida a encontrar a Bale. Pero, para ello, tendrá que adentrarse en un mundo desconocido y convertirse en la salvadora del reino de Algid.

Danielle M. Paige regresa con Stealing Snow, un retelling de La reina de las nieves. Y, aunque no he leído la saga de Dorothy debe morir y no puedo comparar, me ha parecido un libro un poco oscuro y duro. Pero os seré sincera: me ha costado mucho engancharme a la historia. Si bien es cierto que la trama es original y el ritmo de lectura es más o menos fluido, me he sentido perdida en algunos momentos pensando qué había dado pie a los acontecimientos. En este sentido, el argumento me ha parecido ligeramente falto de coherencia, aunque también os digo que puede ser un fallo perceptivo mío por el tiempo que he tardado en leer el libro. Sinceridad ante todo.

La historia está narrada en primera persona por la misma Snow, por lo que parece sencillo entender el funcionamiento de su cabeza. Sin embargo, no he podido conectar con ella. Ni con el resto de personajes. Para mi gusto, les falta esencia. Es cierto que cada uno tiene una personalidad diferente, pero les falta profundidad. Snow sufre una gran evolución a lo largo de la historia y he sentido lástima por ella al haber estado toda su vida encerrada, pero no me parece un personaje remarcable. Quien más me ha gustado ha sido Jagger, es de los pocos personajes que Danielle nos ha dejado conocer y no está mal.

Continuando con los personajes, lo que no me ha gustado nada de nada, pero nada, es el cuarteto amoroso. Sí, habéis leído bien. No se trata de un triángulo, sino que hay cuatro personas implicadas. Me ha parecido forzado e inverosímil a más no poder y, para mi gusto, la forma en que se nos presenta no aporta nada a la historia. Podía haberse ejecutado de una forma más elaborada, pero ha terminado siendo un recurso mal explotado.

Por otro lado, la ambientación está bastante trabajada y deja entrever la imaginación desbordante de la autora. En mi opinión, este es su punto fuerte ya que nos presenta un mundo mágico en la que cualquier cosas es posible. Los escenarios me han gustado bastante, pero no han logrado que me sumergiera en la atmósfera de Algid.

Stealing Snow empieza con fuerza, pero, a medida que avanzan las páginas, la trama se va volviendo un pelín monótona y floja. Además, la forma en que Danielle nos presenta algunas situaciones resulta un poco brusca en ciertos momentos. Puede que se trate de un giro de guión, pero, personalmente, algunos de esos giros los he visto banales y un poco ilógicos. En cualquier caso, casi al final del libro la historia vuelve a coger fuerza y termina con un final que nos deja con ganas de más. ¡Qué final, por favor!

No quiero que os hagáis una idea equivocada, ya que es un libro que recomiendo para pasar un buen rato. A modo de introducción no está mal, y estoy segura de que la historia mejorará en las siguientes partes, en las que Danielle podrá sacar mucho más partido del cuento clásico.