Nosotros después de las doce (Laia Soler)

by - 22.7.18

Leí este libro por una bonita casualidad. Estaba en la biblioteca, como de costumbre, cuando lo vi de refilón en la sección de novedades. No me lo pensé dos veces. La portada es de las más perfectas y evocadoras que he visto e imaginaba que la historia que contenía sería más preciosa si cabe.

Título: Nosotros después de las doce | Autor: Laia Soler | Saga: Autoconclusivo
Editorial: Puck | Páginas: 320 | Precio: 14,90€


Aurora vive en Valira, un pequeño pueblo de montaña regido por historias feéricas. Las leyendas cuentan que el pozo del pueblo contiene el alma de la reina feérica que le da da nombre, y que el carrusel de la plaza posee poderes mágicos y cura los corazones rotos. Pero Aurora, pese a tener nombre de princesa, no cree en los cuentos de hadas y los finales felices. Aunque sí cree en la magia. La víspera de la noche de San Juan, Aurora se reencuentra con su mejor amiga, Erin, y su hermano mellizo, Teo. Es entonces cuando surge la chispa entre ellos...

Por dónde empezar... La tinta del libro rebosa magia por todas sus páginas. El argumento es totalmente mágico, y es que no hay otra palabra para describirlo. Laia nos presenta una historia dulce y repleta de sentimiento, bajo una premisa muy reflexiva: si pudieras olvidar todo lo que te hace infeliz, ¿lo harías?

La historia me ha enamorado. Además, aunque en un principio dé la sensación de que sólo gira en torno a la relación romántica de la protagonista, en verdad hay muchos más elementos de fondo. La historia es sencilla, pero para nada superficial. Por ejemplo, hay un halo de misterio durante toda la narración que juega un papel fundamental en el desarrollo de la misma. La trama es única y sorprendentemente impredecible. El final me dejó asombrada, porque no lo esperaba para nada. En cierto sentido no me terminó de gustar el giro de guión, pero he de reconocer que es inusual y especial. Además, la pluma de Laia es delicada pero adictiva; incita a no parar de leer y tiene un don para sumergirnos en sus narraciones.

Los capítulos, narrados en primera persona por Aurora, son de una longitud normal y se intercalan con pequeños textos narrados por un personaje desconocido. Esto me pareció de lo más novedoso, porque obtenía información a cuentagotas que me iba poniendo al día del contexto de la historia, y no lo esperaba en absoluto. 

La ambientación está logradísima, y no sólo por las incontables descripciones que otorga la autora o la cantidad de lugares que llegamos a conocer como si los recorriéramos nosotros mismos: la panadería, la plaza del pueblo, las casas de Aurora y Erin, las caravanas, el bosque, el carrusel... No; el encanto reside en la atmósfera tan mágica que envuelve al pueblo. Parece que esté en otro mundo, por mucho que Laia asegure que se encuentre en Andorra.

Los personajes están construidos de una forma muy realista. Las personalidades de cada uno son coherentes, y realmente es creíble que puedan existir en la vida real. No quiero entrar mucho en detalles porque parte de la gracia es ir descubriendo pequeñas pistas que Laia nos va dejando sobre las características de los personajes.

Pero necesito hablar de ellos. Aurora es una chica que va a cumplir la mayoría de edad y se siente perdida, sin saber qué hacer con su vida. En un principio no me terminaba de gustar porque la veía muy vacía por dentro, un poco como una marioneta que bailaba al son de sus padres. Pero todo tiene su explicación, y no os podéis hacer una idea de cuál es. Por otro lado, Teo enamora. Así de simple. La historia de amor entre ellos se cuece lentamente y Laia nos la enseña poco a poco, en su justa medida. Personalmente, considero que lo que más destaca es la evolución de Aurora. Y lo sabio, tierno y entrañable que es el abuelo Dubois, por favor. ¡Es achuchable! 

Finalmente, lo que más me ha gustado ha sido el mensaje de la historia. Un mensaje oculto tras una preciosa historia de amor que, en mi opinión, es la premisa fundamental del libro: el peso del dolor y el sufrimiento para moldearnos como personas, para crecer ante la adversidad y fortalecernos. Y a mí, como futura psicóloga, no me puede gustar más ese planteamiento. Pero no sólo eso; también hace hincapié en otros valores, como la confianza en uno mismo, la amistad o luchar por lo que queremos.

Nosotros después de las doce es una historia mágica y delicada, con unos personajes bien desarrollados y una ambientación maravillosa. Fantasía, romance... Laia nos sumerge en esta bellísima historia y nos hace soñar con los cuentos de hadas. Es la lectura perfecta para un día de verano, os lo aseguro. ¿Qué mejor ambientación podéis esperar ahora que la mágica noche de San Juan?



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