Nosotros después de las doce (Laia Soler)
Leí este libro por una bonita casualidad. Estaba en la biblioteca, como de costumbre, cuando lo vi de refilón en la sección de novedades. No me lo pensé dos veces. La portada es de las más perfectas y evocadoras que he visto e imaginaba que la historia que contenía sería más preciosa si cabe.
Editorial: Puck | Páginas: 320 | Precio: 14,90€
Aurora vive
en Valira, un pequeño pueblo de montaña regido por historias feéricas. Las
leyendas cuentan que el pozo del pueblo contiene el alma de la reina feérica
que le da da nombre, y que el carrusel de la plaza posee poderes mágicos y cura
los corazones rotos. Pero Aurora, pese a tener nombre de princesa, no cree en
los cuentos de hadas y los finales felices. Aunque sí cree en la magia. La
víspera de la noche de San Juan, Aurora se reencuentra con su mejor amiga,
Erin, y su hermano mellizo, Teo. Es entonces cuando surge la chispa entre
ellos...
Por dónde
empezar... La tinta del libro rebosa magia por todas sus páginas. El argumento
es totalmente mágico, y es que no hay otra palabra para describirlo. Laia nos
presenta una historia dulce y repleta de sentimiento, bajo una premisa muy
reflexiva: si pudieras olvidar todo lo que te hace infeliz, ¿lo harías?
La historia
me ha enamorado. Además, aunque en un principio dé la sensación de que sólo
gira en torno a la relación romántica de la protagonista, en verdad hay muchos
más elementos de fondo. La historia es sencilla, pero para nada superficial.
Por ejemplo, hay un halo de misterio durante toda la narración que juega un
papel fundamental en el desarrollo de la misma. La trama es única y
sorprendentemente impredecible. El final me dejó asombrada, porque no lo
esperaba para nada. En cierto sentido no me terminó de gustar el giro de guión,
pero he de reconocer que es inusual y especial. Además, la pluma de Laia es
delicada pero adictiva; incita a no parar de leer y tiene un don para
sumergirnos en sus narraciones.
Los
capítulos, narrados en primera persona por Aurora, son de una longitud normal y
se intercalan con pequeños textos narrados por un personaje desconocido. Esto
me pareció de lo más novedoso, porque obtenía información a cuentagotas que me
iba poniendo al día del contexto de la historia, y no lo esperaba en
absoluto.
La
ambientación está logradísima, y no sólo por las incontables descripciones que
otorga la autora o la cantidad de lugares que llegamos a conocer como si los
recorriéramos nosotros mismos: la panadería, la plaza del pueblo, las casas de
Aurora y Erin, las caravanas, el bosque, el carrusel... No; el encanto reside
en la atmósfera tan mágica que envuelve al pueblo. Parece que esté en otro
mundo, por mucho que Laia asegure que se encuentre en Andorra.
Los
personajes están construidos de una forma muy realista. Las personalidades de
cada uno son coherentes, y realmente es creíble que puedan existir en la vida
real. No quiero entrar mucho en detalles porque parte de la gracia es ir
descubriendo pequeñas pistas que Laia nos va dejando sobre las características
de los personajes.
Pero
necesito hablar de ellos. Aurora es una chica que va a cumplir la mayoría de
edad y se siente perdida, sin saber qué hacer con su vida. En un principio no
me terminaba de gustar porque la veía muy vacía por dentro, un poco como una
marioneta que bailaba al son de sus padres. Pero todo tiene su explicación, y
no os podéis hacer una idea de cuál es. Por otro lado, Teo enamora. Así de
simple. La historia de amor entre ellos se cuece lentamente y Laia nos la
enseña poco a poco, en su justa medida. Personalmente, considero que lo que más destaca es la
evolución de Aurora. Y lo sabio, tierno y entrañable que es el abuelo Dubois,
por favor. ¡Es achuchable!
Finalmente,
lo que más me ha gustado ha sido el mensaje de la historia. Un mensaje oculto
tras una preciosa historia de amor que, en mi opinión, es la premisa
fundamental del libro: el peso del dolor y el sufrimiento para moldearnos como
personas, para crecer ante la adversidad y fortalecernos. Y a mí, como futura
psicóloga, no me puede gustar más ese planteamiento. Pero no sólo eso; también
hace hincapié en otros valores, como la confianza en uno mismo, la amistad o
luchar por lo que queremos.
Nosotros
después de las doce es una historia mágica y delicada, con unos
personajes bien desarrollados y una ambientación maravillosa. Fantasía,
romance... Laia nos sumerge en esta bellísima historia y nos hace soñar con los
cuentos de hadas. Es la lectura perfecta para un día de verano, os lo aseguro.
¿Qué mejor ambientación podéis esperar ahora que la mágica noche de San Juan?
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