Editorial: Hidra | Páginas: 432 | Precio: 16,50€

Marie Lu ha creado un mundo tan lleno de detalles con sentido que parece de verdad. Las similitudes con la Venecia renacentista le otorgan mucho realismo a la historia, sirviendo de vínculo con el mundo real que permite al lector empatizar con lo conocido y ser fácilmente absorbido por la narración.

La trama no podía ser más original: cuando era pequeña, Adelina, su madre y su hermana pequeña, Violetta, enfermaron por la fiebre de la sangre que devastó Kenettra. Adelina y Violetta sobrevivieron, pero sólo Adelina se convirtió en una malfetto, una superviviente de la fiebre de la sangre a la que le han quedado marcas físicas. Se rumorea que existen algunos malfettos con poderes sobrenaturales, conocidos como Élites. Sin embargo, Adelina no muestra signos de poseer ningún tipo de poder. Como consecuencia, su padre la detesta y la maltrata. La noche en que Adelina decide escapar para empezar una nueva vida, despiertan en su interior unos poderes que desconocía que tuviera... y resultan ser el inicio de todos sus problemas, pero también su salvación.

La lectura resulta ágil y amena. La trama está rodeada de muchas escenas de acción, de tensión y de misterio que mantienen al lector pegado al libro. La forma de desarrollar los capítulos me ha parecido extraña: se alternan aleatoriamente capítulos en primera persona narrados por Adelina, junto a capítulos relatados por un narrador omnisciente, que están protagonizados por personajes secundarios de gran importancia en la trama. La indiscutible protagonista es Adelina, pero estos capítulos en tercera persona ayudan a empatizar y conocer al resto de personajes, confiriendo más sentido y dimensión a la historia. Al principio era reacia a esta organización de los capítulos, pero llegó un punto en el que, gracias a ello, adquiría varios puntos de vista que le conferían más profundidad a la novela.

Además, la trama no es nada predecible y las ideas que vas forjando a medida que avanzas en la historia se modifican de un plumazo por algún suceso inesperado. Por ejemplo, el poder de Adelina. No se me había pasado por la cabeza en ningún momento la magnitud del alcance de sus poderes, y me ha sorprendido muchísimo todo lo que puede lograr y lo peligrosa que puede llegar a ser si se lo propone.

Pero no todo trata de acción y poderes sobrenaturales. Los entresijos políticos y la traición juegan un papel fundamental en el desarrollo de la trama principal. Entre esto y varios plot twits -algunos de ellos te rompen el corazón, mientras que otros te hacen alucinar-, parece imposible dejar de leer.

Los personajes están perfectamente elaborados psicológicamente. Cada uno tiene una personalidad bien diferenciada y justificada, y de los personajes más importantes se conoce su historia principal y contexto. Dicha personalidad se ve perfectamente a lo largo de toda la novela, no sólo en conversaciones o en las opiniones de Adelina, sino en el lenguaje no verbal de los personajes, en la coherencia de sus acciones y en los poderes de cada uno. Otro punto a tener en cuenta es la naturalidad con la que los personajes tratan -y la autora presenta- la homosexualidad, siendo algo totalmente aceptado por la sociedad, aunque carente de importancia para la trama principal.

La novedad, o más bien originalidad, de la novela radica en la compleja personalidad de Adelina.  No es una heroína, es una villana en potencia. SPOILER Tiene bondad en su interior, pero el rechazo que ha sufrido por parte de la sociedad -en la que los malfettos son peores que los perros-, el maltrato de su padre, la odiosa comparación con su hermana, la desconfianza, el miedo y el rechazo que los Dagas sentían hacia ella, la pérdida de Enzo y el odio hacia Teren ha generado y mantenido una oscuridad en su interior mayor que la bondad y el amor que puede sentir. Todo esto hace de Adelina un personaje complejo y profundo, en el que quiere ser buena persona pero ha aprendido a alimentarse de la maldad, el miedo y la negatividad para sobrevivir, y es incapaz de volver atrás. /SPOILER La verdad es que, salvo algunos Dagas secundarios, me han encantado todos los personajes, principalmente Violetta y Raffaelle, un Daga cuyo poder reside en sentir a otros Élites.

Las historias románticas apenas se tratan a lo largo de la historia, y aunque las repercusiones de las mismas son bastante importantes, no es algo a lo que la autora le dedique muchas páginas. Simplemente están ahí, lo sabes y ya está. Es algo totalmente secundario.

El entorno está muy cuidado y detallado. La forma de expresarse de Marie Lu te sumerge en los escenarios en los que va sucediendo la historia, de manera que parece que estás ahí realmente, corriendo entre las catacumbas de la ciudad o en la arena de un coliseo. Como he dicho antes, la autora ha creado todo un mundo que parece real. En esta primera entrega sólo se conoce parte de ese mundo: el país de Kenettra; concretamente la ciudad de Dalia, de donde es la protagonista, y la capital, Estenzia, donde sucede casi toda la historia. Aunque en el epílogo se da a entender que en las próximas entregas se van a conocer más lugares. Toda la historia parece suceder en el pasado, en un universo de fantasía.

Aparte de la magnífica y cuidada ambientación, destaca la creación de la cultura de la sociedad. La política o la concepción de los malfettos, entre otros, difiere de un lugar a otro, con sus respectivas consecuencias.

Para resumir, es un libro de lectura obligatoria. Los Jóvenes de la Élite es una exquisita introducción a la saga. La pluma de Marie Lu es adictiva y logra embaucar al lector tanto por la trama en sí, como por la originalidad de su perspectiva. Los personajes son ricos en detalles y es imposible no simpatizar con ellos -salvo excepciones-. La historia está cargada de sorpresas que te dejarán con la boca abierta y la necesidad de empezar La Sociedad de la Rosa según acabes esta novela.