Julia es secuestrada durante unos días en el bosque cuando intenta salvar a su mejor amiga, Liv, de un atacante desconocido. Un año más tarde, acercándose el aniversario del secuestro, los recuerdos de Julia comienzan a aflorar. La aparición del cadáver de una chica en el mismo lugar donde Julia estaba retenida empeora las cosas. Y Julia necesita comprender qué ha ocurrido.

Nos encontramos ante una trama bastante elaborada y compleja, para nada prototípica del género juvenil. Pese a que en un primer momento el argumento parece que trate únicamente sobre la amistad y el secuestro de la protagonista, realmente ahonda en otros temas, como el maltrato tanto físico como psicológico, la autocrítica y los ideales de perfección, la inestabilidad familiar o la moralidad.

El ritmo de lectura es bastante intenso, casi frenético. Los capítulos están narrados en primera persona desde la perspectiva de Julia, la protagonista. Gracias a ello, podemos sumergirnos en su cabeza y conocer qué piensa, cómo se siente y, lo mejor de todo, su hilo de razonamiento. Porque Julia roza la obsesión por comprender qué propició los sucesos de esa tarde en el bosque.

Sin duda alguna, los personajes son el punto fuerte de la novela. Todos, incluso los secundarios, tienen un carácter propio y definido. Julia es una chica sarcástica, arisca, perspicaz y tenaz, bastante valiente pero, a mis ojos, muy insegura y algo acomplejada por su físico. Por el contrario, Liv, con un físico perfecto, derrocha seguridad y su osadía peca de insensatez, pero es muy oportunista. Su forma de actuar en el bosque es muy, muy ruin.  Pero como no todo es lo que parece, bajo la superficie se ocultan muchas percepciones erróneas y carencias que llevan a las amigas a actuar de una forma u otra.

Debo admitir que, en muchas ocasiones, todos los personajes me pusieron de los nervios en determinadas momentos. Pero supongo que eso les hace más reales, ¿no?

La ambientación se desarrolla en varios escenarios, empezando por el bosque, pasando por las casas de las dos amigas, el instituto o un plató de televisión, entre otros lugares. Resulta bastante dinámico y da bastante profundidad a la historia.

Quiero destacar un punto que me ha enamorado perdidamente: las descripciones que realiza la protagonista cuando rememora algún flashback. Son totalmente sensoriales y me sumergieron en la historia, haciendo que experimentara lo mismo que Julia. También dejan entrever la gravedad del trauma post-traumático, de modo que resulta sencillo empatizar con su sufrimiento.

El olor del aire de la noche y del humo de leña florece a mi alrededor. También el descenso, la sensación de caer por un agujero. Me caigo y no puedo parar.

Por último, como no todo puede ser bueno, quiero añadir dos cosas que no me terminaron de convencer, motivo por el que no le doy cinco lunas al libro. Por un lado, la relación romántica me sobra totalmente. ¡No tiene sentido! La forma de desarrollarse es ilógica y los personajes no tienen química entre ellos. Por suerte es algo secundario a lo que no se dedican muchas páginas, pero si se eliminara de la historia, ésta mejoraría mucho.

¿Y el final? Siento que está incompleto, que quedan cabos sueltos que la autora no ha sabido atar del todo bien. Tengo preguntas, muchas, de hecho, que parecen no tener respuesta. Sin embargo, no podemos olvidar que es la primera novela de Kim, y, pese a estos dos últimos aportes. es un libro diferente que sobresale en el género juvenil, con una historia que atrapa, engancha y obsesiona por conocer las respuestas a todos los misterios que envuelven la trama.