Sofía, una embaucadora con mucha labia, y Gideon, un hacker rebelde, se conocen en la más extraña de las circunstancias. Y aunque ambos comparten el mismo objetivo (o eso parece a simple vista), tienen motivos de sobra para no fiarse el uno del otro. Por desgracia ambos saben que se necesitan mutuamente para poder acabar con Industrias Laroux y, pese a la desconfianza que comparten, deberán aprender a trabajar unidos si quieren seguir viviendo en el mundo tal y como lo conocen.

He de decir que Atados a la luz ha sido mi libro favorito de toda la trilogía, no sólo por desvelarse todas las intenciones de Industrias Laroux y atar (jeje) cabos, sino porque la calidad narrativa ha aumentado muchísimo desde la primera novela. La trama es espectacular y atrapa desde el primer minuto. Está plagada de escenas que te dejan sin respiración, de tensión, más acción que en los otros libros pero servida en el momento justo, y un romance que, pese a tener pinceladas de instalove, se va cociendo a fuego lento por las adversidades e imposiciones propias a las que se tienen que enfrentar los protagonistas.

Os he dejado con ganas de más, ¿eh? Me está costando mucho no ponerme a fangirlear por aquí y llenaros de spoilers, pero tengo que ser fuerte.

Como las anteriores entregas, la historia está narrada alternando las voces de los protagonistas, Sofia y Gideon, por lo que la historia resulta tremendamente inmersiva al poder ponernos en su piel y sentir lo mismo que ellos. Además, la pluma de las autoras ha mejorado bastante ya que en las anteriores entregas, sobre todo en la primera, se notaba mucho el cambio de una mano a otra. En esta ocasión la narración es totalmente fluida y coherente. Y el estilo, cuidado y mimado.

Al hilo de la prosa, la calidad de los personajes también se ha visto aumentada. La psicología de cada uno de ellos, incluso de los secundarios, está muy detallada, cada uno tiene sus motivos de venganza y demonios internos con los que batallar, y eso se nota en sus acciones, que son congruentes con sus pensamientos (no como en Atados a las estrellas, que parecía que sufrían un trastorno de personalidad). Un plus que he disfrutado como una loca ha sido la reunión de todos los personajes principales y la conexión que comparten todos entre sí, que me ha dejado con una cara de quémestáscontando bastante grande. Así que esa forma de hilar las historias, de que haya un motivo pensando por el cual sean ellos y no otros quienes tengan que enfrentarse a Laroux me ha en-can-ta-do.

Y el romance... ais. Empieza con un instalove bastante light y muy realista, ya que a todos nos ha pasado (a mí la primera) el sentirnos atraídos por alguien desde el primer momento en que ves a esa persona. Y, pese a esa atracción, la relación va despacio, se va formando una base de confianza antes de dar ningún paso, y es algo que me ha parecido estupendo y maravilloso entre tanto instalove tan rápido e impulsivo.

La historia sucede en Corinto, la capital del conjunto de planetas que conocemos desde el primer libro. La ambientación está muy cuidada y llena de descripciones detalladas que nos sumergen en sus páginas sin ningún problema, ya que conocemos distintas partes de la ciudad, de la subciudad y de la mansión Laroux. Además, las autoras controlan muy bien la atmósfera de cada situación, sabiendo cómo ponernos en tensión o cómo relajarnos con mucha facilidad. De verdad, una genialidad.

En definitiva, Atados a la luz es el final que esta fantástica trilogía merece y, para mí, el mejor libro de los tres, donde por fin podemos disfrutar de todos los personajes, de un romance muy bien llevado y muy bonito, de una historia con un ritmo trepidante y una calidad narrativa impresionante. ¿Que si recomiendo la saga? No sé qué hacéis aún aquí todavía en vez de leer estos maravillosos libros.