En el pueblo de Fei, situado en lo alto de un acantilado, hace mucho que se perdió la audición. No es un sentido que se eche de menos ya que han aprendido a convivir sin él, pero ahora que varias personas del pueblo empiezan a perder la visión, resulta bastante peligroso. Esta pérdida de visión afecta al pueblo en muchos aspectos. Los trueques con la ciudad que les proporciona comida se hacen imposibles y algunos aldeanos empiezan a morir debido a accidentes provocados por las cegueras; aunque a aquellos a los que les sonríe la suerte únicamente acaban mendigando en la plaza del pueblo. Un día, Fei despierta aturdida y confusa debido a una sensación que no sabe reconocer: ha recuperado la audición. Y aprovechando este nuevo recurso, hará todo lo posible por salvar a su pueblo.

El argumento es atractivo: una historia de fantasía basada en el folklore oriental donde Mulán la protagonista es fuerte y salva a su pueblo. Sin embargo, nos encontramos con un relato donde la fantasía aparece en minúsculas pinceladas básicamente al final del libro. Hasta entonces, parece que estemos ante un simulador de escalada. 

No había leído nada de Richelle Mead y, sinceramente, me costará darle una nueva oportunidad porque su estilo no ha terminado de llenarme. Su pluma es bastante sencilla, sin ornamentos y para mi gusto bastante aburrida, ya que considero que no transmite absolutamente nada. El ritmo de lectura se hace bastante lento, aunque que al principio se pasa por alto pensando que la introducción puede ser un poco más pesada, pero no, en este caso es al revés: resulta más interesante el inicio de la historia, donde nos enteramos de la vida tan tediosa y miserable del pueblo, que todo su desarrollo. Así, esperamos una historia cargada de aventuras y acción, pero no la encontramos por ninguna parte. Los capítulos son densos y durante toda la lectura tuve la sensación de que no avanzaba en la trama, pues estando a la mitad del libro aún no había ocurrido nada interesante. Es frustrante.

Los personajes son planos y poco hay que añadir de ellos, ya que no hay una evolución, un desarrollo que permita una conexión o identificación con ellos. Fei es una mala protagonista: carece de carisma, de algo de que la diferencie o la haga inolvidable como personaje. Aunque se expliquen los motivos de por qué seguimos su camino en la lectura, resulta insustancial. En resumen, los personajes son muy superficiales y carecen de profundidad. Al igual que el romance, en el que no hay química y, caso de haberla, no la he percibido, sintiendo que por ello es un recurso vacío cuyo único objetivo es llenar páginas.

La ambientación quizá sea el punto fuerte, pero aún así siento que se queda algo escasa. Pese a que está detallada y no cuesta mucho imaginarnos las situaciones, no la he disfrutado en exceso imagino que por un cúmulo de todo lo que he nombrado anteriormente, pero si soy objetiva este punto no decepciona. Aunque la mayor parte del libro los personajes están subiendo y bajando el acantilado, llegamos a conocer varios lugares distintos bien descritos y detallados.

En resumen, Los Silenciosos para mí ha sido un batacazo tremendo. Una historia potente a la que la autora no ha sabido sacarle provecho y con un final muy WTF que, al menos en mi caso, me hizo sentir bastante mal. No sé si es porque tenía las expectativas bastante altas con la historia, pero desde luego me ha supuesto una decepción enorme. En conjunto, esto es lo que ocurre cuando pones sobre la mesa ingredientes de buena calidad pero no los trabajas en consonancia, quedando así una obra insustancial y plana por una mala estructuración, cuando bien podría haber salido algo que se pudiera disfrutar enormemente tal y como prometía la sinopsis.